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Reflexiones Navideñas del Padre Marcelo Coppetti

Montevideo, 12 de diciembre de 2023.


Queridos integrante del Consejo Directivo de ACDE:


Lamento mucho no poder acompañarlos esta mañana en la reunión del Consejo Directivo y en la firma de los nuevos estatutos de UNIAPAC latinoamericana, con la presencia de su presidente, la Sra. Gigi Cavalieri.

Qué bueno que estemos dando este paso, que nos permite hacernos conscientes, una vez más, de la dimensión internacional de ACDE, a través de UNIAPAC, lo que le da a nuestra organización mucha más proyección y nos obliga a mirar y preocuparnos por lo que sucede más allá de los límites de nuestro país.

El año pasado tuve la oportunidad de participar del encuentro mundial de UNIAPAC, celebrado en la Ciudad del Vaticano, junto a quien era nuestra presidente en ese momento, la Cdra. Rosario González Stewart, su esposo, Pablo Carrau y un ex presidente de ACDE Uruguay, e integrante de la dirección de UNIAPAC a nivel latinoamericano, el Sr. Jorge Costa.





Para mí fue una experiencia extraordinaria, ya que me permitió compartir con gente de distintas nacionalidades el pertenecer a una organización que, de forma distinta, según las características de cada lugar, busca siempre comunicar y poner en práctica los principios de Doctrina Social de la Iglesia, los que, a su vez, se basan en los valores del Evangelio y que son compartidos por todos quienes se sienten inspirados por el pensamiento socialcristiano, sean o no sean creyentes.


Qué importante, entonces, eso de mirar hacia afuera, el dejarnos inspirar por otros, conocer la forma en la que, en distintos contextos socio culturales, hay quienes buscan vivir e impulsan lo mismo que nosotros buscamos hacer aquí, en nuestra realidad.


Si nuestra cultura declaradamente laica nos desafía, ya que no siempre le es fácil dialogar con quienes tenemos un pensamiento y una manera de ver el mundo de inspiración cristiana, cuanto más grande es la dificultad para quienes viven en contextos declaradamente adversos, por razones ideológicas, o donde otra tradición religiosa es la dominante y no admite la pluralidad a la que nosotros estamos acostumbrados y asumimos de manera natural.


Creo que, al estar culminando un año más, nos hace mucho bien la visita de Gigi y la firma de estos nuevos estatutos. Nos amplía la mirada y nos hace hacernos conscientes de que “el mundo es nuestra casa”, más allá de que nos toque vivir en este pequeño rincón del planeta. Si queremos hacer que sean más lo jóvenes que se acerquen a ACDE, cuanto más claro tengamos esto, mucho mejor, ya que para ellos esto es algo fundamental. 


Las nuevas generaciones se sienten y son, realmente, “ciudadanos globales”; sus preocupaciones no se restringen a lo que sucede en nuestro país, ellos vibran y se preocupan de lo que sucede en distintas partes del planeta, al que sienten como propio. 


Saber que ACDE/UNIAPAC es una realidad también “global”, “universal”, desde donde poder interactuar con otros que comparten con ellos los mismos intereses y preocupaciones, creo que aporta un plus muy importante para nuestra organización.


Nosotros, ya más adultos, deberíamos cuestionarnos, también, en que medida nos preocupamos y asumimos la realidad del mundo como propia. Sin duda que debemos ir de a poco, y preocuparnos primero de lo local para mirar luego lo universal. Por eso, el hecho de haber querido asumir este año la realidad de los “liberados” como un proyecto institucional, es un paso enorme que nos hace sentirnos en camino y haciendo un aporte concreto a una realidad de nuestro país que nos duele a todos.


Es una forma de mirar más allá de la realidad concreta en la que cada uno de nosotros está inmerso. La cambiar la realidad de las cárceles y el desafío de reintegrar a la sociedad de quienes han atravesado esa experiencia humana traumática de la privación de libertad es algo muy importante, que compromete el futuro de nuestro país y requiere soluciones que surjan desde la sociedad civil, más que desde el Estado.

Dios quiera que este sea, como decía antes, un primer paso. Porqué no soñar que en el futuro haya otros proyectos que nos obliguen a interactuar con actores de otros países, pensando en una contribución a nivel regional, donde podamos aportar cada uno desde su idiosincrasia y sus propias experiencias.


Culminamos un año, entonces, donde han surgido nuevas realidades. El profeta Isaías nos decía ya: “yo realizo algo nuevo, ya está brotando, ¿no lo notan?” (Is 43,19). El Adviento es tiempo de preparación a la Navidad; es una invitación a que tengamos una mirada distinta sobre la realidad, una mirada trascendente, abierta a la acción del Espíritu, que es la que nos permite ver esas pequeñas cosas que nos hablan del actuar de Dios en nuestras vidas, día a día, y nos permite soñar una nueva realidad.


Pidamos, entonces, en esta Navidad, una mirada nueva, esperanzada, que nos haga ver y vivir la llegada de Jesús como verdadera “buena noticia”, y que nos haga ser para otros portadores de esa alegría profunda, serena, que nace de sabernos acompañados siempre por el Señor de la Vida.

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