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Resumen Conferencia Los desafíos de la tecnología. Ciclo Uruguay 2030 - Proyecto de Nación


La regulación, el empleo, la educación, la propiedad intelectual y la captación de talento fueron algunos de los temas esenciales planteados en conferencia de ACDE

TRAS EL RESUMEN PRESENTAMOS LOS VIDEOS DE CADA CONFERENCIA

Un futuro que ya es presente y todo lo cambia, una gran oportunidad tecnológica, y muchos desafíos por superar

Una infinidad de oportunidades genera en Uruguay el avance de la tecnología pero también plantea una serie de desafíos cruciales para que el país pueda aprovecharlo y evitar impactos negativos en los próximos 15 años. Esta es una de las conclusiones centrales de las exposiciones que Pablo Brenner (CEO de Collokia), Fernando Brum (presidente de la ANII) y Jorge Grünberg (rector de la Universidad ORT) realizaron este jueves 15 en el hotel Sheraton.

En la conferencia “Los desafíos de la tecnología”, en el marco del ciclo Uruguay 2030 - Proyecto de Nación, que organiza ACDE, Brenner advirtió que la regulación es uno de los mayores obstáculos al desarrollo tecnológico y propuso la creación de “zonas francas de regulación” para posicionar a Uruguay como país de avanzada y captación de tecnología. Brum enfocó los desafíos de Uruguay en las áreas de regulación, empleos, propiedad intelectual y captación de talento, y Grünberg alertó que el país no está preparado aún para los desafíos de la “cuarta revolución industrial” que se desarrolla en la actualidad, y que para ello es vital que supere sus dificultades, principalmente, en educación.

“El desafío de ACDE es que esa cultura, estas relaciones que desarrolla la tecnología, tengan dos pilares fundamentales: la dignidad de la persona y el bien común”, remarcó la vicepresidenta de la institución, Claudia Sánchez, al inicio de la conferencia.

Del mosquito al humano.

Luego, el CEO de Collokia, Pablo Brenner, proyectó el mundo en 2030 sobre la base de cambios que afectarán la vida de todas las personas. Antes, aclaró que sería “ridículo” realizar esa proyección a partir de lo ocurrido en los 14 años anteriores, dado que el crecimiento de las capacidades tecnológicas es “exponencial”.

A juicio de Brenner, en una fecha más o menos cercana a 2030 las computadoras –que en la actualidad tienen la capacidad “del cerebro de un mosquito”- tendrán la misma capacidad del cerebro humano. “En ese momento las computadoras van a poder hacer cosas que nosotros no (…). El 2030 podría llegar a ser en esa área un punto de inflexión”, reflexionó.

Sumado a ello, describió un escenario marcado por la impresión 3D en cosas casi inimaginables tiempo atrás como los órganos del cuerpo humano o los alimentos, el avance incontenible de la “internet de las cosas”, los automóviles sin chofer convertidos en lo normal, el uso de criptomonedas (como los bitcoins), un servicio de delivery dominado por drones “o vaya uno a saber qué”, el empleo de robots en cada vez más áreas, la personalización absoluta de las medicinas, e incluso la creación de nano robots que puedan reemplazar las funciones de los glóbulos rojos (“respirocitos”). Asimismo, el comercio cambiará dado que los locales físicos perderán protagonismo, y muchos empleos serán reemplazados a tal punto que en 2030 es probable que uno de cada tres puestos de trabajo requiera la capacidad de programar.

Estos cambios, a su vez, propiciarán modificaciones en otros aspectos de la vida humana. Por ejemplo, según Brenner, los automóviles sin chofer permitirán que la población vuelva a los campos y “salga de las ciudades”; “la gente tendrá más tiempo” y eso implicará un desafío para la industria del entretenimiento; el tamaño de los países y de sus poblaciones dejará de ser relevante.

Se trata de “una gran oportunidad”, razonó el expositor, pero de inmediato advirtió que esto tiene como “principal limitante” a “la regulación”.

De todos los cambios en proceso, “prácticamente el 80% están trabados por regulación”, sostuvo. “Las startups no se mueven por beneficios impositivos. Eso es para empresas de la industria tradicional. (…) Al inicio, al menos, el tema es dónde pueden avanzar más rápido.

Como país tenemos una oportunidad”, comentó Brenner.

En ese momento planteó su idea: crear “zonas francas regulatorias”. “En tal ciudad, por ejemplo Punta del Este, habilitemos y regulemos todo lo que tiene que ver con autos autónomos cuanto antes”, explicó. A su juicio, eso le permitiría a Uruguay posicionarse como un lugar de avanzada en estos temas y recibir expertos y tecnología del exterior.

Pensar en el usuario.Luego, el presidente de ANII, Fernando Brum, comenzó con una advertencia clara: para pensar en 2030, “no tenemos mucho tiempo” en virtud de la velocidad de los cambios. “En Uruguay siempre dijimos que era un lugar bueno para esperar el fin del mundo porque iba a llegar 20 años después. Pero hoy ya no demora 20 años. Pokémon Go demoró 20 días en llegar a Uruguay”, remarcó.

“Lo que inunda a la sociedad” en la actualidad, comentó Brum, es que “todas las experiencias se digitalizan”. Eso cambia los mercados, las actividades y las formas de consumir, así como la producción de los bienes materiales, entre otros.

A partir de estos cambios surgen, en opinión de Brum, “cuatro grandes desafíos” de la actualidad pero que tendrán impacto hacia 2030.

El primero es regulatorio. Dado que las fronteras desaparecen ante la tecnología, hay temas “que tienen que ser procesados a nivel global”; “cosas que permean las fronteras son muy difíciles de manejar localmente”, sostuvo y añadió que se debe crear regulación específica.

“Si somos capaces de asumir ese desafío podremos hacer aportes a nivel local pero también regional y global. La regulación es un gran tema y una gran oportunidad” que requiere “innovación” y “responsabilidad”, y siempre “pensando en el usuario”, apuntó.

El segundo desafío es “el mundo del trabajo”, que está sometido a un fuerte “estrés” en virtud de los cambios vertiginosos de la actualidad. Es fundamental, según Brum, planificar una “recapacitación” de las personas que pierden empleos para evitar problemas “extremadamente grandes” en el futuro. La sustitución de empleos “es apenas el principio” y para evitar “crisis en oleadas” hay que planificar y definir estrategias.

El tercer desafío es la propiedad intelectual, continuó Brum y mostró, con un mapa del mundo, que Uruguay es uno de los pocos países que no firmó el Tratado Mundial de

Propiedad Intelectual. “Nadie acepta las patentes uruguayas porque nosotros no aceptamos las de los demás”, sintetizó y añadió que este es un tema a discutir. “Si vamos a tener innovación en la regulación y queremos atraer empresas debemos tener en cuenta algunas de estas reglas a nivel global”, enfatizó.

Por último, el cuarto desafío es la atracción de talento. Sobre ese punto, destacó la actuación del instituto Uruguay XXI pero dijo que muchos profesionales que llegan al país “a los tres meses se tienen que ir porque es un lío espantoso conseguir la visa”. Se debe hacer “que sea simple venir a Uruguay”, además de atractivo.

En conclusión, Brum advirtió que se deberán “tomar decisiones” en los próximos años para enfrentar esos desafíos.

Cuarta Revolución Industrial.

Luego tomó la palabra Jorge Grünberg, rector de la Universidad ORT, quien afirmó que “estamos ante una revolución industrial de enormes proporciones, la cual va a tener consecuencias sobre los empleos, los empresarios y sobre los países”, de acuerdo con la forma en que se posicionen ante ella.

El académico dijo estar “preocupado” porque a su entender Uruguay “no está preparado” para los desafíos de esta nueva era. “No estamos preparados para competir y prosperar en la sociedad del conocimiento”, subrayó.

Grünberg entendió que en Uruguay se observan los cambios de la cuarta revolución industrial “como si estuvieran sucediendo en Saturno”, y no se percibe que esas situaciones ya traen consecuencias. Ante eso, reclamó: “Tenemos que hacer mucho más”.

El rector de la ORT dijo que los tres motores que están marcando esta época son un proceso muy rápido de automatización, la globalización y la digitalización. A la vez, afirmó que en esta cuarta revolución industrial la gran interrogante es dónde van los empleos, dado que muchos están siendo sustituidos por máquinas.

“Vemos que el capitalismo del siglo XXI se caracteriza por más ingreso y menos empleo, entonces nos preguntamos quiénes van a trabajar”, comentó Grünberg, para así explicar que el desarrollo humano “es una carrera entre la tecnología y la educación, y si la tecnología va delante de la educación, lo que ocurre es que crece el desempleo y la desigualdad”.

El rector avanzó en el análisis de la situación de la enseñanza, y mostró las graves falencias que a su juicio tiene Uruguay. Dijo que, ante el avance tecnológico, poseer un bajo nivel educativo no sólo va asociado a tener bajos ingresos, sino que implica directamente no poder trabajar, porque las ocupaciones que se podían conseguir con esa formación “desaparecen como trabajo humano”.

En otro pasaje de su presentación evaluó la preparación del país de cara al futuro, y para eso comparó los resultados educativos locales con los de Corea y Singapur, dos países con los cuales nos encontrábamos en igual nivel en 1950 y con quienes dijo que se comparten muchos aspectos. Así, a través de distintos indicadores, planteó que en los últimos 30 años esos dos países dieron un salto en formación, mientras que Uruguay fue empeorando.

En esa línea comentó que en la educación el país tiene “un problema de cantidad”, que implica un muy bajo alcance de la formación terciaria, y “un problema de calidad, porque cada vez hay menos alumnos buenos”. Además, se refirió a la falta de equidad del sistema uruguayo, dada la diferencia de resultados entre alumnos pobres y ricos, y finalizó:

“Tenemos una brecha cognitiva y cultural” frente a los países que participan de esta nueva era industrial.

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